domingo, 31 enero 2010
Foto: La Voz de Asturias
Oviedo, 30 de enero de 2004
Ayer se cumplieron seis años desde que los trabajadores de los Ferrocarriles de Vía Estrecha, que quince días antes habían salido desde Bilbao a pie, alcanzaran Oviedo para protagonizar "la mayor manifestación ferroviaria de la historia", denunciando "la falta de cultura democrática de la Dirección de Feve". Fue el principio del fin de cuatro años de totalitarismo, intransigencia, despidos y amenazas.
Después de este tiempo he descubierto que tan sólo bastan seis miserables años para perder la memoria, para contar la historia como a cada uno le da la gana y para que a más de uno se le caiga su careta sin mostrar ningún tipo de vergüenza.
miércoles, 27 enero 2009
Siempre he pensado en la importancia de tomar la iniciativa, de perder el miedo a dar el primer paso por muy imposible que parezca la empresa, de no temer al tropiezo, a la equivocación. De ser valientes y romper moldes.
Nadie sabe lo que nos hemos perdido a lo largo de nuestra vida por el miedo a mantener la mirada, abrir una puerta o devolver una sonrisa.
Porque querer es poder.
martes, 26 enero 2010
Foto: Carlos Juan
Mensaje subliminal en el bolsillo de mi pantalón.
lunes 25 enero 2010
Mis amigos
Si les roza la muerte disimulan, que para ellos la amistad es lo primero.
(J. M. Serrat)
viernes, 22 enero 2010
Nieves Cuesta y Ángel Lago con su hijo Francisco
(Fuente: La Nueva España)
Nieves Cuesta nació en La Pereda, en Mieres, en 1926. Su padre, José, comunista, murió en la Revolución del 34 y junto a sus cinco hermanos fue entregada en adopción a una familia alicantina. La guerra civil les obligó a exiliarse en la Unión Soviética, donde permanecieron 18 años. Allí conoció a su marido, el allerano Ángel Lago. Ambos regresaron a España en 1957 y se asentaron en Avilés, en plena eclosión de Ensidesa. Allí encontraron la libertad, a pesar de llegar a una tierra que se encontraba bajo el yugo de un régimen dictatorial.
La historia tiene su génesis en 1934, con la Revolución de Octubre. Nieves vive con su familia en el pueblo mierense de Ablaña. El padre, José Cuesta, es minero y comunista. Apoya la rebelión y acompaña a sus compañeros al frente. Cuatro días más tarde, un tren llega a la estación de Mieres. Nieves y sus cinco hermanos, que se habían trasladado a La Pereda, reciben la noticia de que en el convoy viaja su padre. La información es certera. José Cuesta descendió del vagón, le dio un beso a cada uno de sus hijos, entregó 75 pesetas a Nieves, la mayor, y se fue. Los suyos no volvieron a verlo.
Huérfanos de padre, Nieves Cuesta y sus hermanos fueron recogidos por el Socorro Rojo Internacional y dados en adopción a varias familias alicantinas. A Nieves le tocó en suerte los Guardiola. El padre de familia, Antonio, agricultor, era secretario general del Partido Comunista de Alicante cuando estalla la Guerra Civil. Antonio Guardiola ejerce labores de despacho. No guerrea en el frente. Alicante es el último reducto republicano, por lo que las acometidas franquistas se recrudecen. Nieves crece con la angustia de los bombardeos. Alicante cae y la vida de los Guardiola se desmorona. Antonio se ve entre la espada o la pared. «Era el exilio o el paredón», señala Nieves. Optan por el exilio a la Unión Soviética.
Todo esto y lo que sigue de la historia lo cuenta la propia Nieves Cuesta en «Simplemente mi vida», el libro con sus memorias publicado por la editorial Azucel.
Un libro que Jorge Cuesta y su padre, Tino, me encargaron y que ya vive en sus bibliotecas.
Y en sus corazones, como en el mío, el inmenso cariño con el que Nieves se los dedicó.
jueves, 21 enero 2010
Cuando miramos hacia atrás nos damos cuenta de que la vida es como una película en la que nos toca representar multitud de papeles.
Yo he sido de casi todo, pero ahora debo centrarme en mi nuevo guión: el hombre que susurraba poemas al oído.
No me gustaría defraudar a la audiencia, que por lo que se ve, es mucha.
miércoles, 20 enero 2010
Foto: Carlos Juan
Estoy casi convencido de que cuando vine al mundo, la comadrona le dijo a mi madre:
-Ha tenido un sospechoso.
Y si no lo dijo, lo pensó.
El lunes, nada más pisar suelo en Zaragoza me abordaron dos señores, placa en mano, y me invitaron a acompañarles. Cuando se convencieron de que era buena gente, subí a la planta calle y casi antes de que dejase las escaleras mecánicas me vi sorprendido de nuevo entre dos agentes, esta vez uniformados.
Estoy seguro de que el pasado lunes fui una de las personas más controladas del país.
Recuerdo que cuando era niño, mi hermano Víctor me decía que comía la sopa como los traidores. Ahora creo que tan sólo me mantenía en alerta...
Sinceramente, pienso que me he convertido en la verdadera razón de ser del Cuerpo de la Policía Nacional.
[·]
Andalán ha rebilcato (ista begata en formato dichital) ta fer-se, de nuebo e como sempre, portiaboz y espiello d'as ideyas de l'aragonesismo de cuchas.
¡¡Entalto Andalán!!
sábado, 16 enero 2010
Foto: Carlos Juan
Siempre le he dado mucha importancia a las pequeñas cosas. A esas pequeñas cosas que hacen grandes, enormes, muchas historias.
Son los gestos que siempre he reclamado para continuar adelante, pero son también las pequeñas cosas las que, en ocasiones, me lastran.
Son aquellas pequeñas cosas, por ejemplo, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón...