jueves, 28 febrero 2008

 

 

Foto: J.A. Barcenilla

 

"Por escribir sus nombres", en Balmaseda

 

La novela de Víctor Juan, Por escribir sus nombres, Ed. Prames, ya está disponible en la Biblioteca Municipal de Balmaseda para todos los lectores que deseen leerla.

Ayer, hicimos entrega de dos ejemplares como donación al pueblo balmasedano de esta novela sobre un amor que la Guerra Civil no dejó ser.

La obra, finalista del Premio de novela corta Ciudad de Barbastro 2006, fue recibida por María José, Bibliotecaria de Balmaseda, Pepe Betanzos (Socialista y republicano) y Alberto Goffard (lector empedernido y asiduo a la Biblioteca Municipal).

 

Foto: J.A. Barcenilla

 

Al acto de donación de dos ejemplares de esta obra me acompañaron mis amigos José Angel Barcenilla y José Antonio Ruiz Corral. Los libros los consiguió Nati, de la Librería Maruri de Balmaseda.

Con este humilde gesto sólo quiero agradecer a mi hermano Víctor su trabajo, su lucha por las libertades, su esfuerzo republicano, su amor por gentes como Ramón Acín, Palmira Pla, Concha Monrás o Paco Ponzán y por haber contribuido, en la medida en lo que le ha sido posible, a que hoy sea quien soy y no otra persona.

Les invito a que descubran esta obra que a partir de hoy ya es pública en Balmaseda y en Euskadi, mi otra patria.

 

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martes, 26 febrero 2008

 

Foto: Carlos Juan

 

Vuelve. Me acosa. No me deja moverme de casa. Imagino que mis canarios para él serán como un bombón, un postre. Son los caramelos en la puerta de un colegio. Me gustaría explicarle que son buena gente. Sí, es cierto que a veces con su canto se ponen un poco pesados, pero no hacen daño a nadie. Sobrevuela mi terraza. Los observa a lo lejos. De vez en cuando se lanza a una velocidad de vértigo contra las jaulas. Me gustaría contarle que puede hacerse daño en una de esas acometidas...

Pero se que es difícil hacer entrar en razón a alguien que tiene hambre. Las revoluciones se hacen con los estómagos vacíos y se que este gavilán no nos dejará en paz hasta que el suyo esté lleno.

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Febrero siempre estará unido a un tricornio.

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sábado, 23 febrero 2008

 

Foto: Carlos Juan

 

Si las bicicletas tuviesen un Dios, ese sería Gerardo Ibargüen. Gerardo es el Dios hecho hombre del ciclismo. Su pequeño taller alberga todo tipo de instrumentos. Los hay de precisión y también artesanales, creados por el mismo Dios. La localidad vizcaína de Gordexola acoge este humilde taller que es parada obligatoria de todos los ciclistas que transitan la zona. Si se pudiese comparar, el local de Ciclos Gerardo es al ciclismo lo que el Ateneo Libertario fue para La República. Un lugar de encuentro, donde se pueden oír las historias más inverosímiles del ciclismo y las gestas más grandes jamás publicadas de este deporte. Lo frecuentan deportistas de todo tipo: desde profesionales hasta el abuelo que utiliza su bicicleta como medio de transporte para ir a comprar el pan. Se debate sobre si es mejor Shimano o Campagnolo, cuadro tradicional o con slooping, carbono o aluminio...

Yo suelo ir con Txema, compañero antaño de tragar kilómetros, y con su hijo Ibón (que ya es juvenil y recuerdo cuando estando todavía en escuelas nos preguntaba que cuanto había que tumbar en una curva).

Me gusta escuchar todo lo que se habla en ese templo del ciclismo, pero sobre todo, me gusta ver trabajar a Gerardo. Y siempre quiero saber su opinión. Y su opinión es palabra de Dios. Tengo una frase grabada, cuando hace unos años acudí a él para cambiar los cables de los frenos y los cambios de la bicicleta de mi sobrino:

- Chaval, estos cables no sirven ni para cazar raposos.

Pero sobre todo, Gerardo es parte de un pueblo que se mantiene vivo, es miembro de la Coral, tiene una familia maravillosa y es una buena persona. Un amigo de sus amigos.

Hoy me mojaré. A pesar de la bici que he vuelto a montar, soy de Shimano, cuadro con slooping, fibra de carbono y ante todo, republicano.

 

Foto: Carlos Juan

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lunes, 11 febrero 2008

 

Foto: Carlos Juan

 

 

Foto: Carlos Juan

 

Se que este año mis pájaros tampoco criarán. Demasiado estrés.

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