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lunes, 28 septiembre 2009
Hay momentos en los que un hombre, en las distancias cortas, se la juega... (versión rosa de muerte y destrucción)
domingo, 27 septiembre 2009
Pienso en la importancia de la palabra, de los gestos. Pienso en lo fundamental que es saber transmitir los sentimientos. Pienso en el compartir de las cosas. Compartir amaneceres, miedos, dudas y risas. Pienso en que de qué sirve saber cantar si nadie te escucha o escribir si nadie te lee. Pienso en lo inútil que resulta querer si los demás no saben que les quieres. Pienso en lo jodido que es vivir esperando una señal de Dios con la seguridad de que Dios no existe o no me ajunta. Pienso, convencido, que a partir de hoy sólo soñaré cuando esté dormido, porque tenemos una edad en la que ya no caben las frustraciones o si han de ser, las justas. Pienso en el rastro que he dejado cuando miro hacia atrás y en la nada que dibuja mi horizonte. Pienso en colores. En los colores que conforman mi realidad y la sociedad que sueño.
Y entre pensamiento y pensamiento descubro que pienso porque existo, que pienso porque soy.
sábado, 19 septiembre 2009
Foto: Carlos Juan
Ibón es el hijo de mi amigo Txema. Y es mi amigo. Ibón ha compartido conmigo carretera, kilómetros e ilusiones. Cuando era niño, venía a verme correr. Luego fui yo el que le iba a ver. Se que ahora le cuesta comprender lo que le ha ocurrido. Pero es sencillo. Simplemente has hecho tu trabajo. Si, ha habido un despiste en tu preparación, pero no es culpa tuya. Estás entre los mejores. Te has vaciado. Vuelve a recargar, sal y demuestra. Has entrenado muy duro. Tu plan de entrenamientos es muy exigente. Pero lo has hecho muy bien. Y la gente que te queremos lo sabemos. Se como te sientes, porque yo lo he sentido también. Mucho ánimo, compensa y a seguir. Tienes mucha clase, como tu padre.
jueves, 17 septiembre 2009
Foto: Carlos Juan
Hoy Vero ha comenzado a trabajar. Hace apenas un mes que terminó el Master y ya está ejerciendo. Yo se que es el principio de una historia bonita y de un futuro profesional brillante. Porque Vero es realmente buena. Y no lo es porque lo diga yo, que soy un ignorante, sino porque lo dice su currículum. Ayer intercambié un sms con ella que me hizo tremendamente feliz. Y no puedo evitar recordar cuando ella seguía empeñada y acudía a mí a diario. Me preguntaba, me explicaba, argumentaba, se decía y desdecía mil veces, elevaba números imposibles a la enésima potencia cuyo resultado decía que era "nunca", protestaba cuando apartaba la mirada, hablaba de las leyes de Dalton, de Charles-Gay-Lussac, de Boile-Mariotte, hacía cuadros sobre el apantallamiento y la carga nuclear efectiva, me preguntaba si compartía las tesis de Kant (que tanto bien me han hecho), de Platón o de San Agustín y tras contestarse a sus propias preguntas, agarraba la puerta y se iba. Era entonces, cuando volvía en mí y recuperaba mi presencia de espíritu, cuando me daba cuenta de lo perfectamente inútil que era. Te quiero tanto...
miércoles, 16 septiembre 2009
Jesús es aragonés, como yo. Al igual que yo, llegó a Gijón hace un año. Un día me confesaba lo que le hizo disfrutar Miguel Pardeza los domingos de La Romareda. Pero eso era cuando Jesús era una persona con papeles, vivía en el Actur y era un hombre aceptado por la sociedad. Ahora malvive en la Plaza del Humedal. Duerme en un cajero y come cuando tiene suerte. Para él lo más importante no es comer, ni dormir. Un día me pedía si podía ayudarle a encontrar trabajo. Jesús es un profesional de la construcción. Pero lo tiene jodido y él lo sabe. Recuerda a sus padres, a su hermana, pero la vida le ha arrastrado a vivir en la calle. Es un tipo con dignidad. Incluso con clase. Un día me explicaba que si el vino que él bebía (de tetrabrik, por supuesto) lo bebiese sentado en la barra de un bar, sería un señor. Como lo bebe en un banco de la calle, no es nadie. A mi me gusta saludar a Jesús. Estrecharle la mano, a pesar del virus H1N1, preguntarle qué tal le van las cosas, hablar de la paliza que nos pegó el Sevilla el domingo o comprarle un paquete de tabaco. Se que la gente que me rodea no lo comprende, que me censuran, pero soy más feliz invitando a Jesús a comer un bocadillo que pagándole un café a más de uno. Porque cuando miro a Jesús a los ojos, me veo reflejado. Porque me aguanta la mirada y porque son necesarios dos cojones para vivir aferrado a la idea de "cocaína me asesinas, pero calmas mi pesar".
lunes, 14 septiembre 2009
Foto: Carlos Juan
Cuando se dice de alguien que es auténtico, hay que saber muy bien lo que se dice. Ser auténtico requiere ser original, no se admiten copias. Para ser auténtico hay que poseer un desarrollado sentido del humor, ser comprometido hasta las últimas consecuencias, poner la cara (aún a expensas de que te la rompan), ser solidario, tener una afinada percepción de lo que significa la palabra compañero, jugársela de vez en cuando y saber hacer equilibrios por la cuerda floja de lo políticamente correcto. J.A. Cuesta es un tipo auténtico e íntegro. Y, al igual que su familia, tremendamente generoso. [·] A menudo pienso que no hay nadie al otro lado y me dan ganas de echar la persiana. Pero enseguida reparo en que este es el único sitio donde puedo decir lo que me da la gana, que para eso es mío. [·]
"...que no puedo vivir porque te extraño y no puedo morir porque te quiero".
domingo, 13 septiembre 2009
Foto: Carlos Juan
No pude contenerme a capturar este momento histórico: 999 Km/h a 20º bajo cero con una U.T.E. 3300 de ultimísima generación. Me río yo de los japoneses.
miércoles, 9 septiembre 2009
Creo que estoy en el punto final, que siempre es el principio de algo. De momento parece ser que, por fin, he encontrado un Club que me permitirá hacer la memoria deportiva como paso final para la obtención del título territorial de balonmano. El Kadagua Eskubaloia vuelve a caminar y ya nunca lo hará solo. Y mientras, continuo avanzando por la cresta, por el alambre, por la fina línea que separa la cordura de la locura, con el regusto de saber que lo hago sin red.
sábado, 5 septiembre 2009
Foto: Amara
Conozco a Bernardo Izquierdo desde que comenzó, con apenas 14 años, a practicar este deporte. En cuanto lo conocí, comprendí que era la extensión que necesitaba, como entrenador, en el terreno de juego. Jugador disciplinado, comprometido, compañero y generoso en el esfuerzo, con el paso del tiempo ha ganado, como los buenos vinos, en sabiduría e interpretación del balonmano. Apartado prematuramente de los terrenos de juego, injustamente tratado por la lesiones, ahora es el encargado de engranar el motor deportivo del Kadagua Eskubaloia. Estoy convencido de que un día volveremos a compartir banquillo. Volveremos a planificar, a soñar, a reír y a llorar juntos. Pero en estos momentos nuestro equipo crece al ritmo que le marca Berni, nuestro entrenador. Y ahora le necesitamos más que nunca.
martes, 1 septiembre 2009
Foto: Carlos Juan
"A balonmano pueden jugar los gordos, los flacos, los altos, los bajos, los feos y los guapos. Todos, menos los tontos..."
Aitor Bringas me confesaba, en Navarrete (La Rioja) este mes de junio, que este comentario que les hice cuando era infantil fue lo que le enganchó definitivamente a nuestro deporte. Luego él se ha encargado de transmitirlo a todos los niños y niñas a los que ha entrenado. No entiendo muy bien, porque me niego a hacerlo, el por qué el corazón de Aitor se ha negado a seguir. No lo entiendo porque sus chicos y chicas lo admiraban y le querían. No lo entiendo por su descarada juventud, por ser deportista, porque el año pasado se destapó como un gran lateral una vez que se libró de ese lastre psicológico que no le permitía explotar. No lo entiendo porque ahora estaba finísimo, espectacular. Me niego una y otra vez a entender por qué te has ido. Aitor había asumido a la perfección el papel de alma del club. Jugador y entrenador de base con dilatada experiencia, desde el año pasado se hizo cargo de la presidencia del Kadagua Eskubaloi Elkartea. Pero por encima de todo, voy a negarme a volver hablar en pasado. Porque como decía François Mauriac, la muerte no nos roba los seres queridos. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente. Nadie muere del todo si somos capaces de no olvidarlo. Y yo, como mucha gente, a Aitor, nunca lo olvidaré.
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